Franz Schubert: cuando se escucha su música suena mas el cuarteto de cuerda que la orquesta. Destacan sus composiciones para cuatro manos tan asombrosas como sus sonatas. Con sus magníficos (alrededor de) seiscientos Lieder inicia la unión de las formas románticas nuevas; en ellas el piano destaca por su originalidad, por la lógica armónica que conduce el sentido del texto.
Felix Mendelssohn: era conocido en su época por ser un gran improvisador, incluso era popularmente llamado uno de los segundos Mozart. Destacaba su elegancia al obtener el sonido del piano y su dominio del staccato. De gran prestigio fueron en su tiempo las Romanzas sin palabras.

Robert Schumann: es tan innovador en su música como Liszt y Chopin. Destaca por su rítmica, la cual a menudo no parece encajar en la rigidez del compás. Se caracteriza porque su obra para piano tiene un carácter orquestal. Destacan su Fantasía op.14 y sus Estudios Sinfónicos. De igual forma tiene doscientos cuarenta y ocho Lieder en los que continúa la línea melódica iniciada por Schubert. En relación a su música de cámara, ritmo y melodía parecen contradecirse, las sincopas se mueven en contra, modulaciones que parecen imprevisibles...
Frederic Chopin: se reencuentra con la relación íntima que tenía el músico con el clavicordio y se dedica sólo al piano, por lo que da a luz nuevas formas musicales tales como los nocturnos, las baladas, mazurcas... Recibe la influencia de Paganini; prueba de ellos son sus estudios op.10. Se podría decir que prolonga el movimiento de los alemanes del norte. Su ideal es mezzo voce. El lenguaje armónico es clave: común, sobre todo en sus nocturnos, es que utilice los bajos como nota pedal. Su sentimiento por la música nos lleva muchas veces a realizar variaciones del tempo a lo largo de un mismo movimiento.
Franz Liszt: la relación entre este compositor y el anterior por un lado parece antagónica y por otro parece unirles en todo. Mientras éste admira a Beethoven, Chopin lo hace a Mozart; mientras a Chopin le gustaba solo tocar en pequeños auditorios, Liszt era el primero en tocar sin partitura en recital. Los acerca que los dos obtengan el máximo del instrumento, que sientan gusto por la profundidad y el color. Con Liszt no nos encontramos ante la melodía acompañada ,sino ante bloques de sonoridad que recorren todas las posibilidades que nos ofrece el i
gracias a dios he encontrado una pagina buena ya era hora
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ResponderEliminarencanta
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ResponderEliminarbloooooooggg¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarComparto tu opinión
ResponderEliminarno cabe duda
ResponderEliminarpero carlita a mi no me toques los cojones que eres bien de pesada
ResponderEliminarCarlita sos mas pesada que la mierda
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